P. Hace unos días El País publicaba una entrevista con Russell Grandinetti, vicepresidente de Kindle Amazon y en ella criticaba el alto precio de los libros digitales en España. ¿Esa diferencia se mantiene también en los libros digitales académicos?
R. ¿Qué es un libro digital caro? ¿Y caro para quién? Un libro académico es generalmente el fruto de la colaboración de varios autores que llevan años investigando, suele haber un abundante material gráfico o infinidad de notas que encarecen la producción, una edición muy esmerada, etc. y todo ello para un nicho de ventas muy reducido. No se pueden saldar los libros como si fueran una mercancía cualquiera.
P. ¿El libro digital académico debe ser más barato que el impreso?
R. Cuando se vende a un cliente individual parece razonable que la versión digital sea más barata, sea cual sea el porcentaje rebajado. Pero no olvidemos que en España el IVA de los eBooks sigue siendo del 21% lo que merma mucho el margen de maniobra del editor para rebajar su precio con respecto al libro papel. Otra cosa es la venta a instituciones y bibliotecas: además del libro mismo en e-Libro ofrecemos un entorno tecnológico y múltiples servicios a usuarios, bibliotecarios y editoriales, y esto supone un coste. Aún así hemos abaratado los precios: vendemos a precio papel para un solo usuario y se incrementa cuando es para varios usuarios. Esto lo entienden perfectamente las bibliotecas, además de lógico es legítimo para la editorial.
P. ¿El alto precio de los libros digitales españoles está afectando a su comercialización dentro y fuera de nuestro país?
R. Sigo sin tener claro qué es un libro digital caro, y para quién lo es: hay demasiadas variables para emitir sentencias. Cuando a unos buenos libros se les añaden buenas prestaciones tecnológicas y servicios adicionales y se venden al mismo precio en digital que en papel ¿a qué profesional del libro le puede parecer caro? El formato digital es una gran oportunidad para exportar el libro académico, todos conocemos los problemas tradicionales del papel: costes de transporte, aduanas, embargos, distribución deficiente y/o poco segura, dificultad para cobrar, cambio euro/dólar desfavorable, etc. El libro digital resuelve estos problemas de un plumazo, permite incrementar las ventas y llegar a sitios realmente sorprendentes, donde el precio papel de origen sigue siendo infinitamente más barato que el precio local que pagarían para un ejemplar en papel. Lo más importante para el editor es encontrar el socio tecnológico fiable.
P. ¿Detecta que el libro digital favorece la comercialización del libro universitario fuera de nuestro país o se mantienen las cifras de la exportación de obras impresas?
R. Distribuimos a 350 editoriales de España y América Latina, y es magnífico ver los usos generados. Libros de editoriales más bien modestas que de repente tienen un altísimo uso en países donde jamás llegarían en papel. Que una editorial no se conozca en un sitio no quiere decir que sus libros no sean buenos o útiles. �?sta es también la meta del agregador: ofrecer más visibilidad y más oportunidad a todos los libros y todas las editoriales. Y lo agradecen los usuarios finales, como lo demuestran las estadísticas.
P. ¿Los lectores de ebooks académicos acceden más desde las bibliotecas universitarias o son usuarios directos? ¿Cuáles son las tendencias?
R. De momento la inmensa mayoría del uso sigue siendo la lectura en streaming, la lectura en pantalla, generalmente de un ordenador. Los usuarios están empezando desde hace un par de años a descargarse los libros completos o bien solo los capítulos que les interesan, pero sigue siendo un uso minoritario, si bien va creciendo.
P. ¿El uso del libro electrónico en bibliotecas universitarias está cumpliendo las expectativas?
R. En las universidades en las que llevamos muchos años el uso es absolutamente espectacular y lo más increíble es que sigue aumentando cada año. Si hay algo que tenemos comprobado es que hace falta tiempo para que un recurso digital cuaje y se use: los bibliotecarios deben formar a los estudiantes, investigadores y profesores, y estos deben recomendar a su vez los libros disponibles a sus estudiantes. Es fundamental el papel proactivo del bibliotecario, como lo es que la colección sea cuantiosamente relevante. Cuanto más tiempo llev