La concentración de la edición en lengua castellana en manos de poderosos holdings, provocó, entre otras muchas consecuencias, una fuerte tendencia conservadora que restringió, para el gran público, el acceso a obras académicas y/o literarias como expresión de otro tipo de producción y, de manera inseparable, de otras búsquedas. Puede seguir leyendo en Unelibros (pág. 6)