Los monasterios medievales castellanos se preocuparon por dejar constancia escrita de sus orígenes y de las reformas de su modo de vida. Así fueron construyendo y reconstruyendo la memoria del monasterio, una memoria que era a la vez histórica, o se pretendía tal, y litúrgica. Una memoria que compartían, en primer lugar, los miembros de la comunidad monástica, como un instrumento para forjar su identidad. Pero también una memoria destinada a ser difundida fuera del monasterio, para persuadir a potenciales benefactores, atraer a peregrinos o situar al monasterio en la red social y de poder del reino.
Este libro examina los relatos, breves y extensos, en que se plasma esa memoria. Son relatos muy variados: unos son de carácter hagiográfico, en los que la Virgen ocupa un lugar destacado; otros narran los vínculos con reyes y nobles, la construcción de sus iglesias y las obras del monasterio, o se limitan a justificar las razones de una súplica al papa o de una costumbre litúrgica.