A principios de mayo del 2023 la Organización Mundial de la Salud declaró el fin de la emergencia de salud pública causada por la pandemia de la covid-19. Habían pasado tres años y medio desde que se declararan los primeros contagios, en diciembre del 2019. Tras aquellos primeros casos y ante la generalización de los contagios y el aumento de los fallecimientos, los gobiernos nacionales comenzaron a declarar los primeros estados de emergencia y alarma a principios del 2020. Los confinamientos se generalizaron y el mundo quedó prácticamente paralizado. Algo no conocido hasta la fecha.
El campo de los museos y del patrimonio cultural se vio directamente afectado. Cerraron los museos y se cancelaron las actividades patrimoniales. Tras la parálisis inicial, y trascurridas unas semanas, se reanudaron las actividades museísticas y patrimoniales, siguiendo las medidas establecidas por los gobiernos en sus planes de desescalada, cuyo objetivo era alcanzar una nueva normalidad. Esta comenzó a hacerse efectiva a principios del 2022. Durante todo ese periodo de cierres, cancelaciones y restricciones escalonadas, los museos y los agentes patrimoniales llevaron a cabo una serie de estrategias encaminadas a mantener vivas sus infraestructuras y actividades. Y de esas estrategias trata esta publicación.
Basándose en estudios de casos, los/as autores/as de esta obra describen y analizan las estrategias activadas en el campo museístico y patrimonial durante ese periodo tan singular de la historia de la Humanidad.