Las fundaciones religiosas en general, y las capellanías en particular fueron elementos de primer orden en el discurso y las prácticas religiosas de la España Moderna. Estos legados nacieron con la función de satisfacer diversos fines espirituales, pero su papel trascendió sobradamente la esfera religiosa. Convencidos de la importancia de la salvación del alma, pero deseosos también de establecer fundaciones que pudieran dar sustento a familiares y allegados, fueron muchos los que instituyeron capellanías en la Sevilla del Seiscientos. Esta intensa actividad tuvo consecuencias en todos los órdenes, especialmente en el económico, el religioso y el institucional. El presente trabajo tiene como objetivo el estudio de todos estos aspectos y su importancia en una ciudad que en un siglo pasó de vivir un esplendor único a sumirse en una profunda crisis.