El altar de plata de la catedral de Sevilla es una de las creaciones más sobresalientes de la platería sevillana y española del Barroco. Con una función litúrgica determinante en las fiestas más importantes del calendario celebrativo en dicho templo, como fueron las octavas del Corpus y la Concepción y el triduo de Carnestolendas, el presente trabajo aborda la evolución histórica de estos cultos, y el consecuente aparato artístico que siempre fue necesario levantar en la capilla mayor para su desarrollo y que llevaron en definitiva a la creación del altar de plata. Un trono argénteo dieciochesco que fue diseñado por el pintor Domingo Martínez y materializado por los plateros Manuel Guerrero de Alcántara y Tomás Sánchez Reciente y el latonero Andrés Alonso Ximénez entre los años 1725 y 1742. Sin embargo, esta obra quedó inconclusa, teniéndose que esperar a 1772 para verla acabada con Cayetano de Acosta y su decisiva intervención en la peana del Santísimo, aunque finalmente, durante la invasión francesa, quedó reducido a un solo altar, peligrando incluso su existencia ante la feroz crítica neoclásica.
Una narración de hechos históricos y sus consecuencias artísticas que llegará hasta nuestros días y que hace justicia con una creación denostada en el pasado y que en la actualidad se le puede considerar como el monumento dedicado a la Eucaristía más deslumbrante y colosal de toda la cristiandad.