La espera es un concepto difícil, sobre el que hay poco que decir todavía: es un momento y una situación fronterizas, en el límite entre un pasado que no se va y un futuro que no llega; es un tiempo incierto, casi invisible. Tiene una densidad rara. Es poca cosa. Algo obviado, que solo cobra importancia con relación a lo que viene después, algo molesto, que se busca acortar. Pero está tan presente que merece tenerla en cuenta, contarla, tanto para pensar los grandes asuntos (cualquiera de esas muchas catástrofes que nos acechan) como los más ordinarios, los de los rincones banales, los pasillos, los comedores, las recepciones, las oficinas de atención al paciente, las residencias, los refugios, las esquinas.
Este libro lo intenta poniendo a trabajar juntas distintas formas de contar: veinte escritos breves junto a un buen montón de modestas servilletas de papel garabateadas, de esas de bar, de cuando esperamos, mas un buen puñado de susurros gráficos, que trenzan a unos y otros a través de resonancias sordas y diálogos bajitos.