Marie-Laure Rieu-Millan: " Ochenta y seis diputados ultramarinos llegaron a sentarse en las Cortes de Cádiz"

Junio, 19, 2013

Autora del libro Memorias de América entre las Cortes de Cádiz y Madrid (1811-1814), publicado por el CSIC y Ediciones Doce Calles

Marie-Laure Rieu-Millan: " Ochenta y seis diputados ultramarinos llegaron a sentarse en las Cortes de Cádiz"

  • La obra fue presentada anoche en la Librería Científica del CSIC-UNE
  • Esta entrevista puede ser utilizada íntegramente o en parte por los medios de comunicación

Memorias de América entre las Cortes de Cádiz y madarid

Los diputados elegidos en América traían instrucciones para defender demandas locales. Como los diputados peninsulares solían desconocer el mundo americano, los ultramarinos tuvieron que desarrollar una amplia labor informativa para argumentar sus exigencias y obtener su aprobación. Cuatro diputados optaron por llevar a la imprenta una memoria para contextualizar más ampliamente los males y necesidades de sus provincias. El libro analiza la tramitación parlamentaria de las peticiones incluidas en estas memorias para evaluar la capacidad de las Cortes para responder a estas demandas locales e integrarlas en la Constitución y el conjunto de las leyes. Varios aspectos de la reforma gaditana (liberalización económica, racionalización administrativa, reforma de la justicia...) aportaban respuestas a los males descritos en estas memorias. Pero el modelo gaditano de Estado centralizado dejaba las provincias americanas a merced de decisiones tomadas en Madrid, donde las problemáticas locales ultramarinas se conocían mal. Las demandas de autonomía y de controles locales no tuvieron respuesta.

P. Usted habla de cuatro pero ¿cuántos diputados americanos llegaron a estar en las Cortes españolas en ese período?

R. Entre la apertura de las Cortes Generales y Extraordinarias el 24 de septiembre de 1810 y la disolución de las Cortes por Fernando VII, en su segunda legislatura ordinaria, a principios de mayo de 1814 llegaron efectivamente a tomar asiento 86 diputados ultramarinos.

 

P. ¿Cuál era su origen?

R. Su origen geográfico era, salvo alguna excepción, el de la provincia de su representación.

 

P. ¿Y su origen social?

R. Salvo una excepción (Dionisio Inca Yupanqui) eran “españoles americanos” o “criollos”, descendientes de españoles nacidos en América. Entre ellos había un porcentaje apreciable de curas y de letrados y también bastantes militares. Su formación académica era en general excelente.

 

P. ¿A qué territorios representaban?

R. En principio, todas las provincias ultramarinas, americanas y asiáticas (Filipinas), estaban representadas. Las provincias en vía de emancipación (las actuales Argentina, Chile, Venezuela y Colombia) no eligieron diputados para las Cortes españolas. Estas provincias estuvieron representadas, de alguna manera, por suplentes elegidos en Cádiz. La representación fue geográficamente desigual por las distancias, la lentitud de las comunicaciones y los plazos, y por otras dificultades, por ejemplo económicas (el viaje y las dietas de los diputados eran muy caros para las provincias que tenían que costearlos) de modo que algunas no llegaron a mandar diputados.

 

P. ¿Cómo se les eligió?

R. El decreto de convocatoria a las Cortes Extraordinarias para América, de febrero de 1810, establece que los Ayuntamientos de las capitales de provincias elegirían al diputado representante de la provincia. Hubo 38 diputados americanos elegidos por los Ayuntamientos. Como los diputados propietarios tardaban en llegar se convocó, en septiembre de 1810, a los americanos y filipinos residentes en Cádiz para que eligieran entre ellos a 30 suplentes ultramarinos en espera de los propietarios (fueron 28 americanos y 2 filipinos). Los diputados americanos en las Cortes ordinarias fueron elegidos, como los peninsulares, por los ciudadanos de la provincia, conforme a la Constitución aprobada en 1812. Las juntas electorales de parroquia elegían a un número variable de compromisarios que se reunían en juntas de partido para elegir a los “electores de partido”, que se reunían en la capital de la provincia para elegir a los diputados a razón de uno por 70.000 habitantes. Los “originarios de África” (descendientes de esclavos) no eran ciudadanos ni entraban en la población representable.

 

P. Habla usted en su libro del peligro que acechaba esos viajes. ¿Cómo eran esos desplazamientos y por cuánto tiempo permanecían en la Península?

R. El estado de guerra con los independentistas dificultó la partida de algunos diputados. En aquella época, los viajes eran en general largos, aleatorios y agotadores por las enormes distancias y la geografía de muchas regiones americanas, en las que el único medio de transporte eran las mulas. Algunos ejemplos: el diputado elegido por Nuevo México hizo parte del viaje escoltado por 20 soldados. Su escribiente murió durante la travesía del océano. También murieron durante el viaje por mar el diputado elegido por Monterrey, el diputado elegido por Ciudad Real de Chiapas que tuvo que elegir a otro, etc. Su permanencia en las Cortes es muy variable. Unos pocos abandonaron las Cortes muy pronto para reunirse con los insurgentes. Algunos diputados elegidos regresaron al cabo de un año o dos (razones de salud o coste de la estancia para las provincias). Otros en cambio (suplentes elegidos en Cádiz o propietarios en las Cortes Extraordinarias) quedaron como suplentes en las legislaturas ordinarias; unos 18 suplentes elegidos en Cádiz y presentes en la apertura de las Cortes en septiembre de 1810 quedaron hasta su disolución en mayo de 1814. Algunos llegaron un mes apenas antes de la disolución. Seis murieron en Cádiz.

 

P. ¿De que índole eran los temas que traían para debatir en las Cortes?

R. En general (salvo alguna excepción) eran demandas de alcance local, aunque algunas se repiten. Prácticamente todas las provincias pedían libertades económicas: libertad para aprovechar los recursos naturales de cada provincia; libertades comerciales; rebaja de impuestos sobre todo sobre el consumo. Lo que pedían era que se aboliera la condición “colonial” de sus provincias. Traían también quejas del sistema de gobierno, a menudo militar, de las provincias y del autoritarismo de los funcionarios reales.

 

P. ¿Alguno que le haya sorprendido especialmente?

R. Algunos diputados americanos tuvieron un papel relevante en los debates; otros intervinieron muy poco. Entre los mexicanos destacaré a Miguel Ramos Arizpe, que, de regreso a su país tras su independencia, fue el principal artífice de la primera constitución mexicana. Entre los centroamericanos, Antonio Larrazábal que intervino mucho en los debates constitucionales y, como Ramos Arizpe y otros, defendía una forma de autonomía local. Mexía Lequerica, de Quito, que se distinguió por su oratoria en favor de las libertades, contra la Inquisición, etc. Intervino en muchos debates. No hay que olvidar a los americanos miembros de la comisión constitucional, que participaron activamente en la elaboración del proyecto de Constitución, entre otros Vicente Morales Duárez, de Lima, o el chileno Joaquín Fernández de Leiva.

 

P. ¿Tuvieron algún tipo de organización entre ellos o cada uno trabajaba por libre en el Parlamento?

R. No había ningún tipo “oficial” de grupo en las Cortes; cada diputado en principio iba por libre. Pero hubo sin duda grupos oficiosos, que se formaban por afinidades, o geográficas (entre paisanos) o ideológicas (entre liberales, o entre conservadores) o simplemente amistosas, pero no son observables en las actas de las sesiones. Lo que se observa es la casi unanimidad de la diputación americana sobre algunos temas relevantes para la España ultramarina. Algunos documentos de archivo permiten identificar lazos de amistad entre algunos o lugares de reunión fuera de las Cortes.

 

P. ¿Qué éxito tuvieron sus demandas?

R. Las demandas económicas fueron satisfechas casi todas porque la libertad económica era uno de los objetivos de las Cortes. La reforma político-administrativa daba una respuesta favorable a muchas de sus demandas. De hecho, la gran mayoría de los diputados americanos apoyaba la reforma constitucional. En efecto, la Constitución establecía derechos y libertades en principio iguales para todos, ultramarinos o peninsulares. Sí hubo puntos de desencuentro: en lo económico, las Cortes no aprobaron que los buques extranjeros pudieran comerciar directamente con los puertos americanos; al excluir a los originarios de África de la representación parlamentaria, se limitaba el número de diputados ultramarinos en las futuras Cortes; finalmente, la Constitución de Cádiz establece un Estado unitario y centralizado mientras que los americanos hubiesen deseado un sistema de autonomías provinciales. De todos modos, la disolución prematura de las Cortes echó por tierra lo conseguido.

 

P. ¿Aportaron algo al trámite parlamentario o poder legislativo que haya permanecido hasta nuestros días?

R. En términos generales, con sus discursos y/o su voto contribuyeron en la aprobación de algunos de los principios fundamentales hasta hoy: soberanía de la Nación, libertad de imprenta y de expresión, garantías individuales, etc. Como dije antes, algunos participaron activamente en la elaboración y aprobación de la Constitución de Cádiz. La reforma de los municipios aprobada por las Cortes se inspira en buena parte de las proposiciones del diputado mexicano Ramos Arizpe.

 

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Marie-Laure Rieu Millan es doctora por la Universidad de Toulouse-le-Mirail con una tesis sobre diputados americanos en las Cortes de Cádiz, y su campo de especialización abarca los estudios hispánicos, lengua y civilización.

Pie de foto. La obra fue presentada por Alberto Gil Novales, (2º dcha) catedrático de la Universidad Complutense y director de la Serie 1808-1814. Guerra y Revolución; Elisa Martín Valdepeñas Yagüe, doctora por la UNED; Miguel Ángel Puig-Samper, director de Editorial CSIC; y la autora del libro (2ª iqda).