A partir de las crónicas nobiliarias de la época Trastámara, este estudio pretende establecer cómo se vivía y narraba la guerra en la Castilla del siglo XV.
El autor, tras tratar las condiciones de producción de estas crónicas y los problemas que plantea la narración de la experiencia vivida, muestra que la cultura de la guerra era ampliamente compartida entre la nobleza, independientemente de su género o estatus: las mujeres y los clérigos no estaban excluidos. Además, el discurso de la guerra construía una forma de exclusividad nobiliaria que se manifestaba en el tratamiento narrativo de los plebeyos. Finalmente, aborda el combate desde una perspectiva antropológica, centrándose en el cuerpo y las emociones del guerrero.
A lo largo del libro, Daniel Baloup analiza tres teatros de operaciones: la guerra contra el emirato nazarí de Granada, la guerra entre facciones nobiliarias y la participación castellana en la Guerra de los Cien Años. Esta diversidad de terrenos le ha permitido observar las variaciones de la práctica guerrera en función de la identidad del enemigo.