El enigma de los «monumentos de comederos» de la Antigüedad romana, es decir, un conjunto de edificios de construcción muy cuidada cuya particularidad es tener dos hileras paralelas de pilas de piedra dentro de una gran sala, se resiste al análisis desde hace más de un siglo.
Es excepcional en arqueología encontrarse con edificios de planta compleja y organizada, construidos con esmero, pero cuyo uso aún se nos escapa: este es, sin embargo, el caso en el África romana del grupo tardío de estos «monumentos de comederos», que ha habido que designar por una de sus características estructurales, a falta de conocer su función. Los comederos de piedra, muy utilizados en el mundo romano, ofrecían múltiples posibilidades: son habituales en Oriente Próximo en establos y vaquerías. Las contribuciones reunidas en este volumen, que exploran varias regiones mediterráneas, repasan los diferentes contextos en los que aparecen estos elementos —rurales, comerciales o vinculados a la distribución de alimentos por parte del Estado o la Iglesia— y sugieren varias hipótesis de interpretación.