La memoria de los libros recoge el estudio, realizado por María Isabel Ostolaza, de las bibliotecas cistercienses navarras como parte del patrimonio librario anterior a la exclaustración de los monasterios. Los inventarios realizados en las desamortizaciones decimonónicas sirven como fuente de información para la reconstrucción, en gran parte virtual, de las bibliotecas monásticas, que en su parte más interesante proceden de las antiguas bibliotecas abaciales. Se ha desentrañado el eje vertebrador de la organización de las mismas que gira en torno a la Teología y abarca materias eclesiásticas, universitarias y de ciencias humanas, naturales y sociales.
La obra recoge los inventarios de las bibliotecas de los monasterios de Fitero, Leire y La Oliva, incluyendo el inventario de la biblioteca de Marcilla. La elección del tema tiene que ver con la importancia que esta Orden tuvo en el contexto político y cultural del antiguo reino, dado que sus abades formaban parte del brazo eclesiástico de las Cortes