Del que es autor Sergio Solbes Ferri, profesor titular de Historia e Instituciones Económicas de la ULPGC. En el acto intervinieron, también, el Catedrático de Historia Moderna de la ULPGC, Dr. D. Juan Manuel Santana Pérez, y el profesor Titular de Historia Económica de la ULPGC, Dr. D. Santiago de Luxán Meléndez.
Durante su intervención, el autor descató que el principal interés de su trabajo residía en la interpretación de la información obtenida de diversas fuentes de carácter fiscal del Archivo General de Simancas, que dan cuenta de los pagos a la Real Hacienda y el uso del dinero recaudado: los abonos por figuras fiscales en la época se refieren, básicamente, al dinero abonado en las aduanas de los principales puertos del Archipiélago canario. El gasto se traduce principalmente en el abono de salarios de administradores reales, ministros de justicia y de defensa de las islas, así como reparación y mejora de sus fortificaciones.
El Dr. Solbes habló de un caso concreto en el que se recoge información sobre el volumen del tráfico comercial desarrollado entre los años 1718-1778 a través de los navíos de Indias –es decir, aquellos buques puntualmente autorizados por la Corona para navegar y comerciar con América sin pasar por la Casa de Contratación de Sevilla-Cádiz– indispensable para conocer la evolución de las relaciones económicas entre Canarias y América durante el siglo XVIII.
También, destacó la importancia de su trabajo para conocer el papel que las islas jugaron en el comercio internacional. El ciclo del comercio canario parecía recurrir, como punto de partida, a la exportación de aguardientes de la tierra a los territorios autorizados en Indias. Desde América, los retornos transportaban, además de la codiciada plata, azúcar y pieles de La Habana, tintes de Campeche en México y cacao de La Guayra en Venezuela. La plata se quedaba en las islas y se utiliza para la adquisición de los productos necesarios para la subsistencia. El resto de mercancías se reembarcaba en otros navíos (algunos canarios, pero mayoritariamente nacionales o extranjeros) que diversificaban sus itinerarios para dirigirse principalmente a Cádiz pero, cada vez más, a otros puertos peninsulares como Alicante, Barcelona o Palma de Mallorca y extranjeros como Lisboa, Amsterdam, Marsella o Génova. A cambio de los coloniales, se podría encontrar y adquirir en estas escalas todo lo necesario para el normal desarrollo de la vida cotidiana y la actividad económica de Canarias.