Presentación del libro titulado: Juan del Castillo, un pintor en la Sevilla del siglo XVII de la autora Lina Malo Lara , editado por el Servicio de Archivo y Publicaciones de la Diputación de Sevilla dentro de la colección Arte Hispalense con el nº 113. El acto tuvo lugar el miércoles 11 de abril en la Casa de la Provincia - Plaza del Triunfo, 3 - Sevilla y corrió a cargo de Enrique Valdivieso González y Magdalena Illán Martín
Juan del Castillo, un pintor en la Sevilla del siglo XVII
Juan del Castillo fue una de las principales figuras de la pintura sevillana de la primera mitad del siglo XVII, período en el que realizó una copiosa labor creativa dotada de una inconfundible impronta artística. Sin embargo, durante mucho tiempo, la relevancia de Juan del Castillo en el contexto de la pintura sevillana fue cifrada, básicamente, en dos circunstancias: en su papel de maestro de Bartolomé Esteban Murillo –un hecho evidente, a pesar de que aún no haya podido ser corroborado por vía documental- y en su estrecha amistad y vínculo profesional con Alonso Cano. Su supuesto magisterio sobre tan destacados artistas fue el aspecto más encomiado de su trayectoria en las breves reseñas realizadas sobre nuestro pintor por los escritores que inicialmente se ocuparon de él.
Esta primera monografía sobre Juan del Castillo actualiza lo que conocemos sobre el artista y aporta datos documentales inéditos sobre sus circunstancias biográficas y profesionales, destacando las cuestiones vinculadas a su formación artística, su examen de maestría, discípulos que acogió, su posicionamiento dentro del entramado endogámico dominante en la práctica artística de la época, su testamento e inventario de sus bienes, etc. Asimismo, este libro da a conocer nuevas obras que formaron parte de su catálogo, entre ellas, trabajos para la orden dominica, que le ratifican como el pintor predilecto de esta congregación en la Sevilla del primer tercio del siglo XVII.
Un objetivo último que persigue esta monografía es revalorizar la creatividad artística de Juan del Castillo, ya que sus aportaciones resultan esenciales en la actualidad a la hora de valorar lo que su discípulo Murillo realizó, multiplicando intensamente lo que había aprendido con su maestro.