La Diputación de Sevilla ha editado, en su colección Arte Hispalense, el libro titulado "Egron Lundgren. Un pintor sueco en Sevilla", en el que su autora, Rocío Plaza, analiza la figura y obra de este artista, al que un viaje traería a Sevilla, sin más planes que el de pasar algunos días, pero que, finalmente, vivió en la ciudad desde 1849 hasta 1853 y encontró en ella su lugar en el arte.
La autora ha presentado el libro en la Casa de la Provincia de la Diputación, junto a la directora del Servicio de Archivo y Publicaciones provincial, Carmen Barriga, y el catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla, Enrique Valdivieso. Un acto de presentación que ha contado, además, con la presencia del cónsul de Suecia en la capital hispalense, Carlos Montesa Kaijser.
Durante el atardecer del 9 de agosto de 1849 desembarcaría en Sevilla, en el vapor del Guadalquivir, el pintor sueco Egron Lundgren. Becado por la Academia de Bellas Artes de Estocolmo para formarse en París y en Roma, decidió conocer España antes de retornar a su país. Un viaje que le traería a Sevilla sin más planes que el de pasar algunos días, pero que finalmente le demoró hasta junio de 1853. Su historia con la ciudad no es la habitual de un extranjero que la visita atraído por su patrimonio artístico, su legendario pasado o su pintoresca vida cotidiana; sino la de un hombre que encontró en ella su lugar en el mundo artístico, convirtiéndolo en el pintor internacional que fue. En Sevilla, Lundgren encontraría las oportunidades que le condujeron hasta el mercado artístico británico, preludio de que llegara a convertirse en pintor de la reina Victoria, corresponsal en la India y en uno de los grandes acuarelistas del siglo XIX. Su talento, sus amistades, su familia, la generosidad de la Academia sueca, su formación en Francia e Italia y el paisaje humano que se desplegó ante sus ojos en Sevilla perfilaron a Egron Lundgren y son analizados por Rocío Plaza en esta obra.