El director de Publicaciones de la Universidade de Santiago de Compostela, Juan L. Blanco Valdés, durante su intervención en la mesa redonda "El futuro del libro, el libro del futuro", celebrada el día 6 de abril como clausura del Congreso Internacional Editando para minorías en la era digital, desarrollado en Santiago de Compostela entre los días 3 a 6 de abril, defendió la idea de que, como ocurre con todas las tecnologías, Internet tiene luces y sombras: "Desde el punto de vista de la edición científico-técnica y académica, la red y el texto digital han solucionado problemas sistémicos y permitido ahorros enormes en almacenaje, manipulado, distribución y logística de productos impresos, que, además, en su versión digital en Internet, ven incrementado exponencialmente su impacto y visibilización", aseguró.
Blanco Valdés, que es además miembro de la Junta Directiva de la UNE, resaltó también el hecho de que, "aunque las prácticas mudan más lentamente que las técnicas, no puede olvidarse que los denominados nativos digitales, nuestros jóvenes actuales, están formados ya en un paradigma en el que se identifica lectura y texto digital. Sería una ingenuidad ignorar este hecho. Como afirma Roger Chartier, el texto digital rompe a un tiempo el soporte, la reproducción del mismo y las prácticas tradicionales de la lectura, una sincronía sin parangón en la historia de la cultura", subrayó.
Pero el escenario específico de la edición científico-técnica no es el de la gran edición comercial, fundamentalmente de narrativa, donde la percepción de los eventuales logros de la migración digital producen mucho mayor escepticismo y, en cualquier caso, no han cubierto ni de lejos las expectativas creadas a su alrededor los últimos años. Para alguno de los ponentes más radicales, lo digital es un bluf y no representa ningún negocio. Para el escrito Miguel Anxo Murado, el libro digital no deja de retroceder desde 2010. En España tal vez llegue al 15 o 20 % del mercado como mucho. Pero, en una especie de profecía autocumplida, los augurios sobre el fin del libro impreso han causado, a base de insistencia, un enorme daño a las editoriales y a los escritores.
En las conclusiones del evento, el coordinador general del congreso, José Antonio Neira Cruz, destacó el papel de las buenas librerías tradicionales, en vez de la comercialización por plataformas multinacionales. Y resaltó el descenso progresivo en el número de lectores jóvenes, que tienen menos tiempo disponible para la lectura, ya que una oferta digital ilimitada ocupa buena parte de ese tiempo.
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