Josep Cervelló: "Las misiones arqueológicas españolas en Egipto son cada vez más numerosas y obtienen resultados paulatinamente más importantes"

Octubre, 08, 2015

Autor del libro "Escrituras, Lengua y Cultura en el Antiguo Egipto", publicado por la UAB

Josep Cervelló: "Las misiones arqueológicas españolas en Egipto son cada vez más numerosas y obtienen resultados paulatinamente más importantes"

Presentación "Escrituras, Lengua y Cultura en el Antiguo Egipto" / Alejandro Fernández

El presente libro, que colma un vacío en el panorama español, es una aproximación a la lengua y las escrituras egipcias desde una perspectiva cultural: la evolución de la lengua, su descripción gramatical y fonológica, los principales testimonios literarios y documentales, las características de los distintos sistemas de escritura y, en especial, de los jeroglíficos, la historia del proceso que llevó a su desciframiento, sin olvidar cuestiones fundamentales sobre su origen (¿escritura autóctona o de influencia foránea? ¿Creada por motivos rituales o administrativos?).

 

P. ¿Por qué era necesario este libro?

R. La Egiptología es una disciplina que tiene una larga historia en países de nuestro entorno como Francia, Alemania, Italia o el Reino Unido. Los lectores de estos países tienen a disposición obras dedicadas al desciframiento de los jeroglíficos y a la lengua y las escrituras egipcias, naturalmente escritas en sus lenguas y teniendo en cuenta su realidad y sus inquietudes culturales. En España, por el contrario, la Egiptología como disciplina académica es de implantación muy reciente, lo cual hace que sean escasas aún las obras procedentes del mundo académico y destinadas al público cultivado en general que versen sobre aspectos específicos de la cultura egipcia como puede serlo el de la lengua y las escrituras. El propósito de este libro es, pues, el de contribuir a llenar este vacío.

 

P. ¿Es un libro solo para especialistas en egiptología?

R. Este libro se publica en la colección “El espejo y la lámpara” del Servicio de Publicaciones de la Universitat Autònoma de Barcelona, que es una colección de transferencia, o sea, pensada para hacer que aquello que se investiga en la universidad llegue a la sociedad, es decir, que el conocimiento tenga la dimensión social que le da sentido. Así, la finalidad no son tanto los especialistas como el público cultivado en general que desee acercarse al mundo de la lengua y las escrituras egipcias en sus diversos aspectos y de una manera asequible para el no especialista. Otros destinatarios posibles son los estudiantes universitarios y los especialistas de otras ramas de las filologías antiguas interesados en conocer en esencia cómo era la lengua egipcia, cómo funcionaban los sistemas de escritura con que se anotó y en qué consistió la cultura escrita del antiguo Egipto.

 

P. Entonces el libro no es tanto un manual docente como un libro de divulgación.

R. El libro no está planteado como un manual docente, sino como un texto de alta  divulgación. La idea es hacer llegar a todos los lectores interesados en el antiguo Egipto o, en general, en las civilizaciones antiguas o en las lenguas y escrituras del pasado, una descripción completa y rigurosa, a la vez que accesible, de la lengua, las escrituras y la cultura escrita del antiguo Egipto en todas sus dimensiones, desde la historia de la lengua hasta la descripción gramatical, desde la descripción de las distintas escrituras egipcias y sus usos hasta la historia de su desciframiento, desde la evolución de la filología egipcia hasta el análisis del sistema jeroglífico y su funcionamiento, desde los orígenes de las escrituras hasta su adopción en otros contextos culturales y por otros pueblos... Parafraseando el título de una conocida película de Woody Allen, me gusta decir que el libro pretende presentar “todo lo que usted siempre quiso saber sobre… las escrituras y la lengua egipcia, pero no sabía adónde ir a buscarlo”… En efecto, se trata de poner a disposición del público hispánico un material que hasta ahora no le era accesible en su lengua.

 

P. ¿Qué aporta la perspectiva hispánica a la literatura científica sobre la escritura, lengua y cultura egipcia?

R. Como es bien sabido, la lengua y la cultura árabes convivieron durante 8 siglos en la península Ibérica con las lenguas romances y, muy especialmente, con los diferentes dialectos mozárabes, o sea, con los dialectos romances hablados en los territorios bajo dominio árabe por los cristianos que allí vivían. Esto, por un lado, supuso una dinámica cultural muy parecida a la que se dio en Egipto entre el árabe y el copto, lengua de los cristianos de Egipto y último estadio evolutivo de la antigua lengua de los faraones. Así, por ejemplo, cuando tanto mozárabes como coptos sintieron que sus lenguas iban siendo arrinconadas por el árabe en los diversos usos, redactaron glosarios mozárabe/copto-árabe con el fin de preservarlas, glosarios que después han sido preciosos a la hora de estudiar esas lenguas… Pero, además, el largo contacto entre árabe y mozárabe en la península Ibérica hizo que el segundo recibiera, además de un gran aporte de léxico, algún préstamo gramatical, que después el mozárabe pasaría al castellano, lengua “hermana”. Esto explica que el español comparta algún rasgo gramatical con el árabe y, en virtud del parentesco entre el árabe y el egipcio antiguo, también con éste último, cosa que no sucede con las demás lenguas europeas…

 

P. Han pasado 200 años desde que se descubrió la clave para leer los jeroglíficos egipcios. ¿Cuáles han sido las más destacadas revelaciones que han ayudado a conocer mejor esa etapa histórica?

R. El desciframiento de los jeroglíficos (y de las demás escrituras egipcias) y el aumento constante de nuestros conocimientos en materia de gramática e historia de la lengua egipcia han permitido el acceso a todo el material escrito que el antiguo Egipto nos ha legado. Se trata de una enorme cantidad de textos escritos sobre los muros de tumbas y templos, sobre estatuas, estelas, ataúdes y objetos de ajuar, sobre papiros y ostraka, que nos han permitido y nos permiten conocer la historia y la cultura egipcia en todas sus dimensiones: desde las creencias religiosas y funerarias hasta la ideología política, la literatura y multitud de aspectos de la vida cotidiana… Las inscripciones regias (anales, listas reales, textos celebrativos…) y privadas (biografías, titulaturas…), además, siempre con la imprescindible crítica y la contrastación con las fuentes iconográficas y arqueológicas en general, nos transmiten información preciosa para la reconstrucción de la evolución histórica (política, administrativa, social y económica) del país.

 

P. ¿Quedan aún interrogantes por despejar?

R. El estudio de la lengua egipcia avanza sin cesar. Los especialistas siguen discutiendo, en clave más teórica, sobre la esencia misma de la morfosintaxis egipcia, pero, sobre todo, siguen profundizando en el conocimiento de las diferentes estructuras y construcciones sintácticas, en la semántica (significados de las palabras en su contexto), en la enunciación (cómo se presenta el enunciado lingüístico en función de lo que se quiere comunicar), en la lexicografía y la etimología, en la fonología y la vocalización (las escrituras egipcias de época faraónica no anotaban las vocales, que deben ser reconstruidas), en la hermenéutica y la crítica de los textos… También se avanza en una comprensión mayor de las propias escrituras y de sus usos culturales.

 

P. ¿Existe alguna relación entre nuestro alfabeto y los jeroglíficos?

R. El alfabeto latino (nuestro alfabeto) deriva del etrusco que, a su vez, deriva del griego y éste del fenicio. El alfabeto fenicio fue creado muy a finales del II milenio a.C. a partir de una tradición alfabética anterior: la de las llamadas inscripciones proto-sinaíticas y proto-cananeas. En efecto, a comienzos del II milenio a.C. (Reino Medio egipcio), los semitas que trabajaban para los egipcios en la explotación de las minas de turquesa del Sinaí, viendo que éstos últimos dedicaban estelas e inscripciones diversas a sus dioses, quisieron hacer lo mismo, para lo cual adoptaron una serie de unos 20 signos jeroglíficos egipcios, los desposeyeron de su valor original (que probablemente nunca conocieron) y los utilizaron para anotar cada uno de los fonemas de su propia lengua semítica. De este modo, inventaron el principio alfabético (un signo = un sonido de la lengua). Estos signos son la base de nuestras letras alfabéticas, pues después de ser empleados por los mineros semitas del Sinaí, pasaron al mundo cananeo y fenicio, y de aquí al griego, al etrusco y al latino, como hemos dicho. En esta evolución, los signos en cuestión fueron perdiendo su valor pictográfico (o sea, su propiedad de representar objetos de la realidad) y pasaron a convertirse en trazos convencionales. Es lo que sucede, por ejemplo, con el signo jeroglífico del agua:  , del cual procede nuestra letra M…

 

P. ¿Está la universidad española muy implicada en las investigaciones culturales sobre el Antiguo Egipto?

R. Hasta hace un par de décadas, la Egiptología era una disciplina prácticamente inexistente en nuestras universidades y centros de investigación. A la falta de una tradición de estudios egiptológicos en nuestro país se sumaban los prejuicios de los historiadores de la Antigüedad españoles, que consideraban que por “Antigüedad” debía entenderse tan solo la historia de Grecia y Roma… Por fortuna, las cosas han cambiado en los últimos años. El creciente interés de los estudiantes por Egipto y Oriente ha hecho que se hayan introducido materias al respecto en los estudios de licenciatura y grado y ha motivado la aparición de un primer máster oficial enteramente dedicado a la Egiptología, que se imparte en la Universitat Autònoma de Barcelona y tengo el privilegio de dirigir. Esto significa que, por fin, se puede estudiar la carrera de Egiptología en España. Por otra parte, somos cada vez más los profesores e investigadores especialistas en Egiptología que trabajamos desde universidades y centros de investigación, y las misiones arqueológicas españolas en Egipto son cada vez más numerosas y obtienen resultados paulatinamente más importantes. Tanto las aulas como el trabajo de campo permiten la formación de nuevos egiptólogos sobre bases sólidas, cosa imposible en nuestro país hace tan solo 20 años…

 

P. En su caso, ¿cuáles son sus líneas de investigación?

R. Trabajo básicamente en tres ámbitos: la historia y las fuentes epigráficas de los orígenes (desde la formación del Estado egipcio hasta la III dinastía), los Textos de las pirámides del Reino Antiguo como fuente histórica y arqueológica, y la epigrafía del yacimiento de Kom el-Khamasin en Saqqara sur, fechado a fines del Reino Antiguo y muy principios del Primer Período Intermedio. Las tres líneas han dado lugar a diversas publicaciones especializadas y, desde 2006, se han desarrollado en el marco de proyectos de investigación financiados por las administraciones públicas, como el Ministerio de Economía y Competitividad (MINECO) y la Agència de Gestió d’Ajuts Universitaris i de Recerca (AGAUR) de la Generalitat de Catalunya.

 

P. Nos comentaba antes que estos estudios suscitan interés entre los nuevos estudiantes.

R. El interés de los estudiantes universitarios por el antiguo Egipto es muy grande, como lo demuestra el número de ellos que cursa materias egiptológicas en los grados de historia o humanidades de nuestras universidades o que asiste a cursos y ciclos de conferencias organizados por centros académicos o por instituciones privadas. Como he dicho, en la Universitat Autònoma de Barcelona impartimos, desde 2009, un Máster Oficial en Egiptología, de inicio bienal y de 120 créditos que se distribuyen en dos cursos, y el número de estudiantes ha ido aumentando desde los 18 de la primera promoción hasta los 27 de la actual… A diferencia de otros másteres, en nuestro caso los estudiantes se matriculan por verdadera vocación y trabajan muy duro para conseguir el nivel que les permitirá después, si lo desean, realizar su tesis doctoral y ejercer como egiptólogos profesionales…

 

P. ¿Cómo se leería el título de su libro en la escritura egipcia?

R. Ja, ja, ja… Si sustituimos la palabra “cultura”, inexistente como tal en egipcio, por la palabra “conocimiento”, se leería algo así como: Sekhau, ra, sia em Kemet (= “Escrituras, lengua y conocimiento en la (Tierra) Negra”)…

 

Pie de foto: El libro se presentó anoche en el espacio UNE de la Librería del BOE. Intervinieron: Joan Carles Marset, director del Servei de Publicacions de la Universitat Autònoma de Barcelona (de pie); José Manuel Galán, profesor de Lenguas y Culturas del Mediterráneo y Oriente Próximo en el CSIC (i); y el autor, Josep Cervelló Autuori (c).