El arquitecto y profesor de la UPC Antonio Pizza publica Las ciudades del futurismo italiano. Vida y arte moderno (1909-1915), un recorrido panorámico por la trayectoria vital de los protagonistas de este movimiento artístico, a caballo entre la anécdota biográfica, la crónica intelectual y la erudición amable, que transporta eficazmente al lector al momento histórico de la eclosión apasionada de las vanguardias artísticas de la Europa de principios del siglo XX.
La Primera Guerra Mundial convulsionó Europa y puso fin a las formas de vida y la política decimonónicas. Las vanguardias artísticas del primer tercio del siglo pasado son al mismo tiempo fruto y testimonio lúcido de estos momentos convulsos de cambio, y entre ellas, el futurismo italiano, ideado y creado por el agitador y artista Filippo Tommaso Marinetti, ocupa un lugar de excepción, porque en sus realizaciones, desarrollo y contradicciones no solo captamos la agitada modernidad de la vanguardia, sino también la semilla de una influencia en la teoría y la praxis artísticas que llega hasta hoy mismo.
Antonio Pizza ha escrito un ensayo con la amenidad de quien quiere llegar a un público amplio, con voluntad de estilo y un aparato crítico que no molesta, al contrario, refuerza y remarca los puntos fuertes de su discurso. Uno de ellos, y no precisamente menor, es, por ejemplo, el reconocimiento explícito de la paternidad catalana del concepto «futurismo», utilizado por primera vez por el poeta Gabriel Alomar, autor de El futurisme en 1905, cuatro años antes de que Marinetti publicase su manifiesto en Le Figaro.
El autor articula su trabajo en torno a unos ejes temáticos que, desarrollados cronológicamente, van caracterizando tanto el devenir de esta vanguardia, como sus aspectos programáticos y estilísticos. Así, inicia el libro con un retrato de la situación política, social y artística en la Italia de principios del siglo XX, un momento de gran efervescencia revolucionaria, que el futurismo absorbe y glorifica: «esta furia prometeica hará que casi todos estos autores vean en la idealización del enfrentamiento violento y armado el estandarte simbólico de la lucha entre la vida y la muerte, o la paz, que aquí se ve como condición específica de la decadencia».
Aparte del factótum Marinetti, Pizza perfila un retrato de grupo de algunos futuristas ilustres –como los pintores Umberto Boccioni, Carlo Carrà y Luigi Russolo, o el arquitecto Antonio Sant’Elia–, explica sus disputas académicas –que a veces tienen un tono ciertamente felliniano, con peleas a puñetazos por disquisiciones menores, y posteriores reconciliaciones bulliciosas en el bar–, sus viajes de aprendizaje a París y Berlín, su fracasada gira a Moscú y su enfrentamiento con los futuristas rusos –el poeta ruso Benedikt Livsic llegará a manifestar ante la visita de Marinetti que «nosotros no solo no nos considerábamos una ramificación del futurismo occidental, sino que teníamos la fundada convicción de haber superado en muchos aspectos a nuestros compañeros italianos»–, o su pugna con el cubismo por la hegemonía de la vanguardia que, a pesar de las altas aspiraciones de su creador, finalmente no pudo alcanzar.
Antonio Pizza (Foggia, 1957) es arquitecto y profesor de Historia del Arte y la Arquitectura en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona (UPC). Se ha especializado en las relaciones entre cultura y arquitectura durante los siglos XIX y XX, con la «ciudad moderna» como tema central de sus reflexiones. Fue fundador y director (1985-1987) de CRC Galería de Arquitectura de Barcelona, y fundador y redactor de la revista 3ZU. Revista de Arquitectura (Barcelona, 1993-1995). Comisario de diversas exposiciones y editor de sus respectivos catálogos, ganó el premio FAD 2007 de Pensamiento y Crítica Arquitectónica con el catálogo Gatcpac 1928-1939. Una nueva arquitectura para una nueva ciudad. Sus últimas publicaciones son Depero y la reconstrucción futurista del universo (Barcelona, 2013) y Chicago. La città dei grattacieli (Milán, 2013).