Con la publicación del libro editado por la Universidad Pública de Navarra bajo el título "Crédito, tributación y justicia regia en Navarra (1266-1430)" el catedrático de Historia Medieval Juan Carrasco pone fin al estudio del crédito privado medieval en el contexto del reino de Navarra que inició con el estudio del crédito judío en las villas navarras de la ruta compostelana.
Los espacios de concurrencia del comercio del dinero en Navarra en los siglos XIII y XV han sido el objeto de su investigación, los cuales, usted considera, sin ninguna reticencia, se pueden calificar como mercados del crédito.
En efecto, con diferentes comportamientos y volumen, todos y cada uno de los lugares donde tenía lugar la contratación de cartas de deuda son mercados, que se pueden calificar de crédito e, incluso, “bancarios”.
Su estudio se ha basado en el análisis de la información recogida en los inventarios de los registros o los libros del sello establecidos en las villas de Tudela y Olite. ¿Qué nos dice esta información sobre el entramado de relaciones sociales entretejidas alrededor del comercio del dinero y del comportamiento de los diferentes sectores sociales participantes en él?
Como bien dice, la información proviene de los Libros del sello, establecidos en dichas poblaciones, que gozan de la condición de “buenas villas” porque tienen representación en las Cortes del reino, y que son confeccionados por el guardasellos, agentes del fisco regio, nombrado a instancia del Tesorero.
Toda acción contractual implica una relación entre ambos sujetos: acreedor y deudor. Existe entre ellos un vínculo de dependencia, más o menos fluida, según los casos, pues hay que tener presente el amplio muestrario social de los deudores: nobles, funcionarios, clérigos, artesanos, labradores, etc. Asimismo, es preciso recordar que en toda concesión de un crédito intervienen, además, el notario, el fiador o fiadores -si los hubiere- y los testigos: todos en presencia del guardasellos, que garantiza la acción mediante el cobro de un arancel o impuesto, en función de la cuantía de lo prestado. Esta es una singularidad del sistema fiscal navarro y que muestra su modernidad, al gravar toda transacción “bancaria”.
¿El análisis de los mercados del dinero puede también ayudar a entrever las redes comerciales existentes de la época estudiada y en torno a qué mercancías se generaban?
La multiplicidad de sujetos implicados favorece el establecimiento de redes de intereses mercantiles, generadas al amparo de esa sutil mercancía que es el dinero. Dinero contante y sonante, pero también por el uso de cereales (trigo, etc.) -artículos de primera necesidad- que suelen cumplir el papel de auténtica especie monetaria.
Dedica el último capítulo del libro al estudio de los "quenaces" o cartas tornadas, una carga fiscal que convivía con otro tipo de contribuciones existentes en el sistema tributario navarro al amparo de una normativa legal y que usted considera singular.
Los "quenaces" o cartas tornadas -también llamadas “tornaduras”- responden a una figura contributiva que grava la morosidad. Su singularidad, al menos eso creo, se debe a que no es habitual encontrarla en los sistemas hacendísticos de los reinos hispánicos medievales, ni en los principales estados monárquicos del Occidente europeo. De otra parte, existe otra figura, llamada la “letra de los porteros”, que cotizan las agrupaciones de judíos o aljamas para ver agilizados los procesos judiciales por impago de deudas. A ellas se unen, dos figuras previas: el arrendamiento de las escribanías y los derechos del sello: cuatro imposiciones, en total. Aquí radica la excepcionalidad del sistema fiscal del reino de Navarra.
La transcripción de los libros de cuentas analizados se ha recogido en un apartado de apéndices al final del libro. ¿Qué valor tiene esta documentación en relación con posibles lecturas pendientes?
En las más de cinco mil actas analizadas se contiene todo un arsenal de cifras, que era preciso organizar. Quizá, sin lugar a duda, esa tarea es la que requiere una mayor entrega y laboriosidad. Un tratamiento abierto a ulteriores estudios y análisis de un rico pasado. Por solo citar un ejemplo, la antroponimia y onomástica de la sociedad navarra medieval tienen aquí una herramienta útil de trabajo. En realidad, mi compromiso, como universitario navarro, ha sido dedicar mis mejores empeños investigadores a ampliar nuestros conocimientos del brillante pasado de este viejo reino.