En el proceloso mar del mundo editorial, las novedades -el libro de Schiffrin tiene un año- son estrellas fugaces, luces en un firmamento que no tiene leyes fijas salvo el máximo beneficio. Su diagnóstico es claro: las multinacionales, acostumbradas a ganar mucho en poco tiempo, han dejado de considerar el libro como actividad rentable. Lea el artículo completo en Unelibros Otoño 2012, página 36.