En este documento pretendo ofrecer mi visión sobre el ámbito de la nanotecnología farmacéutica, en el que empecé a trabajar en el año 1986, y de su aplicación en el desarrollo de nuevos medicamentos, en particular nuevas vacunas y terapias personalizadas.
Cuando pensamos en un tratamiento farmacológico y en la distribución de un fármaco en el organismo, solemos asumir que el fármaco es capaz de llegar a su lugar de acción, produciendo un beneficio terapéutico. Sin embargo, sabemos que, con frecuencia, el tratamiento no resulta tan eficaz como sería deseable y, también, que puede llegar a ocasionar importantes efectos adversos. Las preguntas obvias son, por tanto, ¿a qué se debe esa limitada eficacia terapéutica?, ¿cómo podría mejorarse? Pues bien, en muchas ocasiones, la limitada eficacia se debe al hecho de que el fármaco no dispone per se de la «inteligencia» necesaria para acceder de forma eficiente a su diana terapéutica, de modo que se distribuye por todo el organismo causando efectos indeseables. La respuesta a este problema está en gran medida en la nanomedicina.
Por otro lado, cuando hablamos de vacunas, pensamos en la administración de una dosis baja de antígeno capaz de alertar el sistema inmune para defendernos frente a enfermedades infecciosas. Sin embargo, sabemos que existen aún numerosas enfermedades conocidas y otras que pueden emerger que no se pueden prevenir porque no existe una vacuna eficaz. ¿Cuál es la causa de esta ineficacia? Curiosamente, en gran medida, esa situación se debe a la interacción deficiente del antígeno con el sistema inmune. La necesidad de diseñar vacunas capaces de alertar de forma específica al sistema inmune ha encontrado respuesta también en el campo de la nanomedicina.
Para comprender los beneficios que en la actualidad aporta la nanomedicina y sus aplicaciones futuras es importante tener presente una perspectiva histórica.
María José Alonso Fernández estudió Farmacia en la Universidad de Santiago de Compostela, donde también realizó su doctorado. Seguidamente se desplazó a la Universidad de París Sur para iniciar su actividad investigadora en el ámbito de la nanomedicina bajo la dirección del profesor Patrick Couvreur, pionero en Europa en dicha especialidad. Cuatro años más tarde continuó su formación en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, trabajando en la liberación controlada de fármacos biológicos y vacunas en el laboratorio del profesor Robert Langer, líder mundial en bioingeniería. Actualmente es catedrática de Farmacia y Tecnología Farmacéutica en la Universidad de Santiago de Compostela. Su laboratorio ha sido pionero en España en nanotecnología farmacéutica, habiendo participado en consorcios internacionales esponsorizados por la Organización Mundial de la Salud, la Fundación Bill y Melinda Gates, el Instituto de Salud americano, el Instituto de Salud canadiense y la Comisión Europea. Fruto de este trabajo han sido diversos descubrimientos y avances tecnológicos que han contribuido a la traslación clínica de tratamientos oncológicos y medicina personalizada, así como al desarrollo del concepto de nanovacunas nasales. Esta actividad le ha permitido figurar en el «Top Ten in Pharmacology» por el Times Higher Education international ranking (2010) y en la lista de los investigadores más influyentes en el mundo en el ámbito de la biofarmacia (The Medicine Maker, 2020, 21). Dentro de sus reco-nocimientos destaca el Premio Nacional de Investigación Juan de la Cierva y, a nivel internacional, su pertenencia como miembro extranjero a la Real Academia de Medicina de Bélgica y a la Academia de Medicina de Estados Unidos. Es también doctora honoris causa por la Universidad de Nottingham (Reino Unido).