Los estudios internacionales han cobrado un interés inusitado en los últimos años. La Transición española, que cuenta ya con una importante historiografía, sigue pendiente, sin embargo, de completar el tratamiento de la parcela exterior, un asunto que ha pasado a ser tema estrella después de años de casi invisibilidad. La cronología del periodo está condicionada por la Transición exterior, que no se culminaría hasta la normalización diplomática española con la incorporación a las Comunidades Europeas y la integración en la Alianza Atlántica. Todo ello fue posible después de que los primeros Gobiernos democráticos reforzaran el peso internacional del Estado, modernizaran la acción exterior y desarrollaran una nueva diplomacia estructural pragmática, realista y multilateral. Por desgracia, la historiografía española sobre las relaciones España-Francia ha sido víctima de una preeminencia casi estructural de las lecturas en clave nacional, lo que esta publicación pretende contribuir a cambiar. La atención al caso francés viene dada por la enorme importancia que el vecino del norte jugó en aquel orden internacional con el que se puso fin a la guerra fría.
Los estudios internacionales han cobrado un interés inusitado en los últimos años. Sin embargo, la Transición española sigue pendiente de completar el tratamiento de la parcela exterior, un asunto que ha pasado a ser tema estrella después de años de casi invisibilidad. La normalización diplomática de España se logró con la incorporación a las CEE y la integración en la OTAN. Todo ello fue posible gracias al reforzamiento del peso internacional del Estado, la modernización de la acción exterior y el desarrollo de una nueva diplomacia estructural pragmática, realista y multilateral. La historiografía española sobre las relaciones España-Francia ha sido víctima de una preeminencia casi estructural de las lecturas en clave nacional y esta publicación pretende contribuir a cambiar la situación.
150 x 215 mm, 396 páginas, encuadernación rústica con solapas.