Estas páginas abordan la noción de acontecimiento como uno de los conceptos centrales en el pensamiento filosófico de los siglos XX y XXI en cuanto aquello que escapa a la categorización de la filosofía tradicional y da lugar a la aparición de lo inesperado, rompiendo de este modo con lo preestablecido. Esta problemática filosófica se enfrenta a todo discurso homogéneo y tradicional y propone una descolonización del pensamiento, proporcionando una oportunidad a la novedad, apostando por que el pensamiento sea riguroso y al mismo tiempo creativo, explorando así nuevos caminos, asumiendo que la contingencia puede ganar terreno a la necesidad, una aproximación que implica repercusiones políticas, especialmente relevantes en lo que refiere al capitalismo de finales del siglo XX y comienzos del XXI.
P. ¿Qué relación existe en la actualidad entre filosofía y política?
R. Sospecho que hay ciertos intereses en desactivar el poder de cuestionamiento de la filosofía, para reducirla a un inofensivo corpus teórico, simplemente reflexivo, cuando es seguro que la política necesita recursos para no caer en el pragmatismo, el oportunismo o el cinismo.
P. ¿Qué relación debería existir, por y para qué?
R. La política lidia con reglas pero estas no siempre funcionan, al menos si quieren mantener una relación estrecha con la idea de justicia. Para hacerlo es preciso inventar nuevos caminos y nuevas reglas, y ello atraviesa la filosofía, la implica decisivamente. Todo acto político lleva tras de sí una filosofía. Su poder de cuestionamiento y de crítica es fundamental. También ayuda a no tener miedo.